EFECTOS DE LA MÚSICA EN EL CEREBRO INFANTIL
4 comentariosLa música es un elemento esencial en el desarrollo y aprendizaje de los niños/as. La música no solo ayuda a que nuestros niños/as se relajen, sino que también ayuda a desarrollar la memoria y el sentido de coordinación del bebé.
Aquellos niños/as que crecen escuchando música, cantando canciones, y moviéndose al ritmo de la música gozan de un mejor sistema sensorial, creando más enlaces en las conexiones neuronales del cerebro.
Estudios demuestran que aquellos niños/as que participan activamente en actividades relacionadas con la música son aquellos que hacen las mayores conexiones, porque la música en los niños/as provoca:
- Un aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños/as.
- Mejora la habilidad para la resolución de problemas matemáticos y de razonamiento complejo.
- Hace que los niños/as puedan expresarse.
- Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio y el desarrollo muscular.
- Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
- Enriquece el intelecto.
- Hace que los niños/as puedan interactuar entre sí.
- Aumenta la auto-estima de los niños/as.
¿Cómo afecta la música en nuestros niños/as?
- Inteligencia—El escuchar música durante la infancia contribuye a crear ciertos patrones en el cerebro. Nuestros niños/as nacen con billones de neuronas en el cerebro. Si estas neuronas no son utilizadas se pierden con el tiempo. Que los niños/as reciban estimulo a través de la música hace que más neuronas funcionen en el cerebro…y mientras más neuronas se desarrollen, mas fácil se les hará aprender nuevas cosas y desarrollar nuevos talentos.
- Memoria—Los niños/as pueden acordarse de música que han escuchado ya desde los tres meses de vida. Además, el escuchar música también ayuda a los niños/as a acordarse de cómo hacer ciertas cosas, es decir, que si nuestros niños/as aprenden a realizar cualquier tipo de tarea mientras escuchan música, favorece a que la siguiente vez que vuelvan a oír dicha melodía, recuerden con facilidad la tarea realizada y por tanto les sea más fácil volver a reproducirla.
- Entendimiento—El entendimiento y el lenguaje son ayudados por la habilidad de procesar información más rápidamente. Aquellos niños/as que escuchan música de manera regular tienen un mayor CI (Cociente Intelectual). La habilidad de entender y procesar el lenguaje se consigue al entender los varios sonidos que crea el lenguaje hablando. Los niños/as que suelen estar expuestos a la música se acostumbran a escuchar diferentes sonidos complejos, los cuales les ayudaran a discernir el lenguaje.
- Emociones—Las emociones y los estados de ánimo están directamente vinculados a la música. Es difícil para nosotros los adultos sentirnos felices durante una canción triste, como sentirnos tristes con una canción alegre. Y así mismo es para los niños/as. La música suave los ayuda a calmarlos, mientras que la música creativa los ayuda a estimularlos/activarlos.
- Salud—La música puede tener un impacto poderoso en la salud. La música ayuda a restaurar las respiraciones, las cuales nos calman físicamente y nos ayuda con la presión arterial y los latidos cardíacos. La música también tiene el efecto de aliviar el dolor y promover la mejora física.
ARTÍCULOS DIVULGATIVOS DE EDUARDO PUNSET EN EL PROGRAMA "REDES" DE TVE2
¿POR QUÉ NOS QUEDAMOS SIN VOZ AL GRITAR?
LOS BEBÉS COMPRENDEN LA MÚSICA
LOS SECRETOS DE LA CREATIVIDAD
EL SISTEMA EDUCATIVO ES ANACRÓNICO
MÚSICA, EMOCIONES Y NEUROCIENCIA
Jueves, 19 junio 2014
Psicología
Tocar música nos vuelve más inteligentes
A juzgar por los resultados de una investigación mediante resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) hecha en niños y adultos, aprender a tocar un instrumento musical nos vuelve más inteligentes. Concretamente, el estudio revela una posible conexión biológica entre una formación musical recibida a edad temprana y una mejor capacidad de ejercer funciones cerebrales ejecutivas en la infancia y en la adultez.
Las funciones cerebrales ejecutivas son los procesos cognitivos de alto nivel que permiten a las personas procesar información con rapidez, retenerla en la mente el tiempo suficiente, regular el comportamiento, hacer buenas elecciones, resolver problemas, trazar planes y ajustarse a las cambiantes exigencias mentales.
Dado que la capacidad de ejercer funciones cerebrales ejecutivas es un claro indicador de los logros académicos que se pueden alcanzar, incluso más que el Coeficiente Intelectual (o Cociente Intelectual), los resultados de esta investigación tienen fuertes implicaciones para las políticas educativas, tal como subraya Nadine Gaab, coautora del estudio, de los Laboratorios de Neurociencia Cognitiva del Boston Children's Hospital (Hospital Pediátrico de Boston), dependiente de la Universidad Harvard en Boston, Estados Unidos. La asignatura de música en los colegios, o las actividades musicales extraescolares, probablemente sean para la mente como el deporte para el cuerpo.
Si bien ya está claro que el adiestramiento musical se relaciona con las habilidades cognitivas, pocos estudios anteriores habían examinado sus efectos específicamente sobre las funciones cerebrales ejecutivas. Además, hubo mucha variación de resultados entre esos estudios, y estuvieron limitados por una falta de mediciones cerebrales objetivas, un examen de sólo unos pocos aspectos de las funciones ejecutivas, una falta de adiestramiento musical bien definido, la no inclusión de grupos de control, y un ajuste inadecuado para factores como el estatus socioeconómico.
Esta imagen muestra observaciones por fMRI durante una prueba mental: Las secciones A y B muestran la activación cerebral en niños con y sin conocimientos musicales, respectivamente. La sección C muestra áreas cerebrales que están más activas en niños con dichos conocimientos que en los que no los tienen. (Imagen: Laboratorios de Neurociencia Cognitiva, Hospital Pediátrico de Boston)
El equipo de Gaab, Jennifer Zuk, Christopher Benjamin y Arnold Kenyon comparó 15 niños con formación musical, de 9 a 12 años, con un grupo de control de 12 niños sin tales conocimientos musicales y de la misma edad. Para catalogar a un niño como poseedor de formación musical, debía haber tocado un instrumento musical durante al menos dos años en lecciones extraescolares periódicas de interpretación musical. En promedio, los niños habían tocado 5,2 años y practicado 3,7 horas a la semana, empezando a la edad de 5,9 años.) Los investigadores compararon de forma parecida a 15 adultos que eran músicos profesionales en activo con 15 que no lo eran. Ambos grupos de control carecían de formación musical más allá de los conocimientos genéricos habituales adquiridos en la escuela.
Dado que los factores demográficos de la familia pueden influir en si un niño recibe o no clases extraescolares de música, los investigadores equipararon a los grupos de músicos y no músicos sobre la base de la educación de los padres, por categoría de empleo (de los padres o de ellos mismos) y por ingresos económicos familiares. Los grupos, emparejados también por Coeficiente Intelectual, pasaron una batería de pruebas cognitivas, mientras que los cerebros de los niños fueron además sometidos a exámenes por fMRI durante las mismas.
Durante dichas pruebas, los músicos adultos y los niños con conocimientos musicales mostraron un rendimiento mejorado en varios aspectos de las funciones cerebrales ejecutivas. Durante los exámenes por fMRI, los niños con adiestramiento musical mostraron una mayor activación de áreas específicas de su corteza prefrontal mientras afrontaban una prueba que les hacía ir cambiando entre tareas mentales. Estas áreas, el área motora suplementaria, el área presuplementaria y la corteza prefrontal ventrolateral derecha, son conocidas por estar conectadas con las funciones cerebrales ejecutivas.
Los 7 grandes beneficios de la música para la salud
30 junio 2014 a las 20:22 - Roberto Mendez
En más de una ocasión os hemos hablado de los grandes y variados beneficios que tiene la música para nuestra salud, aunque nos hemos enfocado más hacía sus efectos en el cerebro. De hecho, en su día os hablamos concretamente de los efectos de la música clásica a nivel cerebral. Pero hoy seremos un poco más generales, pues la música afecta a muchos más factores y situaciones de nuestra vida, y no tiene porque ser de un estilo en especial. Allá van:
1. Escuchar música reduce la ansiedad
Según un estudio de la Universidad Estatal de Ohio, el hecho de escuchar sus piezas de música conocidas o favoritas reducía los niveles de ansiedad de los pacientes de la UCI. Recalco: piezas de música conocidas o favoritas. No tenían que ser un estilo de música concreto, como se suele pensar de la música clásica, sino que debían ser conocidas para los pacientes.
2. Escuchar música disminuye la ingesta de comida y hace que la disfrutemos más
Según un estudio publicado en Psychological Reports, el hecho de que un restaurante disponga de una iluminación tenue y música de fondo (en el caso del estudio fue jazz), provoca que comamos hasta un 18% menos, y que a su vez disfrutemos más dicha comida.
3. Escuchar música puede mejorar el estado de alerta
Por su parte, un estudio a cargo de la Universidad de Northumbria demostró que existen determinados tipos de música que nos mantienen más alerta. En el caso del estudio se hizo escuchar a una serie de voluntarios “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi y posteriormente se les hizo una prueba que requeria una intensa concentración. Resultó que mientras sonaba la parte más estimulante, la “primavera“, los participantes tenían mejores resultados que cuando sonaba una parte más sombría como el “otoño“, en la misma canción.
4. Escuchar nuestra música favorita reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular
Con tan solo escuchar durante 30 minutos al día nuestra música favorita, nuestros vasos sanguíneos lo agradecerán. Al menos a esa conclusión llegaron unos investigadores holandeses en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en 2013, ya que los pacientes que sufrían enfermedad cardíaca y hacían ejercicio mientras escuchaban música mostraron una mayor mejoría que los que no escuchaban ninguna melodía. Esto se debería a que escuchar música aumenta la producción de óxido nítrico, una sustancia que produce la dilatación de los vasos sanguíneos y por tanto mejora la circulación.
5. Cantar en grupo aumenta la felicidad
Por otra parte, si en lugar de escuchar música lo que hacemos es cantar, hacerlo en grupo es mejor. Al menos así lo afirma un grupo de investigadores británicos, los cuales estudiaron a 375 mientras cantaban en coro, solos o en un equipo deportivo. En todas las actividades destacó un aumento del bienestar emocional, pero la gente que participaba en coros reportó una felicidad mayor que los que cantaban en solitario.
6. Tocar un instrumento protege del envejecimiento cerebral
Como os comentábamos al principio del artículo, el cerebro de un músico envejece mejor. Al menos así lo afirmó un estudio publicado en Frontiers in Human Neuroscience, el cual llegó a la conclusión de que la práctica de un instrumento musical reduce los efectos del deterioro mental asociado al envejecimiento. Según la investigación llevada a cabo, los adultos mayores que habían aprendido a tocar algún instrumento musical en la infancia y que continuaron tocando al menos 10 años, superaban a los no músicos en pruebas de memoria y de capacidad cognitiva.
7. La musicoterapia ayuda a los pacientes que sufren cáncer
Aunque debo admitir que durante la carrera nunca llegué a confiar del todo en la llamada “musicoterapia” (ya que el termino me sonaba mucho a homeopatía y yo soy un gran escéptico), la verdad es que con el paso de las semanas de prácticas descubrí que tiene buena acogida y beneficios. Y por lo visto no soy el único que lo notó, pues resulta que Shawna Grissom, directora del Hospital de Investigación St. Jude Children, también afirma que la musicoterapia logra una mejor habilidad de afrontamiento y una mayor capacidad de recuperación en los pacientes adolescentes con cáncer (aunque en mi hospital la musicoterapia se ofrece a todas las edades).
Según Grissom, la musicoterapia permite a los pacientes proyectar sus sentimientos y darles una sensación de control, un modo de expresarse. Y parece que no va nada mal.
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